Juan José Saer. Literatura y Política


1. A modo de presentación

 Juan José Saer es uno de los mayores escritores argentinos, al mismo tiempo que es de los menos conocidos de estos “grandes” por fuera del ambiente literario, e incluso muchas veces dentro de él. Contemporáneo al “boom”, no fue ni quiso ser parte de él. Vivió en Santa Fe y luego se mudó a París, Francia, desde 1968 hasta su muerte en 2005. Autor de varias novelas (Cicatrices, El entenado) textos teóricos (El concepto de ficción), cuentos (La Mayor) y un libro de poemas al que denominó El arte de narrar. Según la crítica literaria y ensayista Beatriz Sarlo, Saer es el gran escritor de la segunda mitad del siglo XX argentino1. Una afirmación compartida por Ricardo Piglia, que ubica a Borges y Saer como los dos grandes escritores del siglo XX.

  

2. El “boom” y el rol de la literatura latinoamericana.
El colonialismo y la literatura universal

A partir de “La selva espesa de lo real” y “Una literatura sin atributos”, dos capítulos de El concepto de Ficción (1997) Saer nos permite pensar una concepción del rol del escritor y de la literatura latinoamericana distinta a la dicotomía entre el escritor comprometido en su literatura y el escritor abstraído del mundo.

En “La selva espesa de lo real” Saer ironiza sobre el lugar en el que se quiere encasillar a los escritores latinoamericanos. Saer señala que la novela es una forma narrativa de un momento histórico, adoptado por una clase social (la dominante, la burguesía) como medio de relatar la historia, su historia. Saer es critico con quines pretenden el uso único y obligatorio para los escritores de América Latina de la novela como un arma contra la sociedad burguesa (una concepción que se puede ligar a la del realismo artístico de la época stalinista de la Unión Soviética).

Una lectura superficial o tendenciosa puede llevar a pensar esta crítica como una negación de la novela política. Nada de eso. En su novela La pesquisa el narrador dice: “De esa casa habían desaparecido varios años antes, sin dejar literalmente rastro, el Gato y Elisa (…) eran tiempos de terror y de violencia”2. Su novela Nadie, Nada, Nunca trata sobre la desaparición de caballos en la época de la dictadura como una clara metáfora de los desaparecidos.

La crítica de Saer apunta a quienes quieren encerrar a la novela latinoamericana en los marcos de lo autóctono, cómo si eso pudiera delimitarse con vallas. Todo aquello que se pareciera a la literatura “europea” era rechazado. Pero ya Juan Rulfo (México, 1917-1986) había superado esto en Pedro Páramo (1955), una novela que parte de localismos mexicanos para incluir algunos de los temas universales de la humanidad.

Este latinoamericanismo tiene una cara reversa en el denominado “boom editorial”. “La tendencia de la crítica europea a considerar la literatura latinoamericana por lo que tiene de específicamente latinoamericano me parece una confusión y un peligro (…) y contribuye a confinar a los escritores en el gueto de la latinoamericanidad”3. Para Saer, Europa y Estados Unidos se apoyan en esta concepción para guardarse para sí los grandes temas de la humanidad y dejar a América Latina los localismos, como si su literatura fuera un Museo dónde visitar los restos de las antiguas culturas aborígenes.

En palabras de Saer: “el nacionalismo y el colonialismo son así dos aspectos de un mismo fenómeno” El rol del escritor latinoamericano pretende ser limitado a escribir una historia que afuera será tomada como una mitología, cual la griega. Limitado por los otros, pero también desde adentro. Esto es lo que Saer define como “vitalismo” “verdadera ideología de colonizados”. El cliché, el realismo mágico, son formas que muestran al hombre latinoamericano cual el “buen salvaje” del relativismo cultural. Estructuras literarias construidas por autores como expresión literaria, se vuelven un cliché al servicio del negociado empresarial de las grandes editoriales que buscan monopolizar esta corriente ideológica-literaria como únicas expresiones válidas de América Latina.

 

Saer remarca en “Una literatura sin atributos” que varios de los grandes escritores latinoamericanos (Vallejos, Huidobro, Felisberto Hernández) son en su mayoría casi desconocidos en Europa.

 

3. La voz del escritor

“No escribo para exhibir mi pretendida argentinidad (…) No hablo como argentino sino como escritor” dice Saer. En su novela La pesquisa va a tomar un género típicamente inglés, el policial, no para adaptarlo a la Argentina, sino para narrarlo desde Buenos Aires pero situándolo en París, Francia. Será una historia contada y re-contada para ser marco de una concepción literaria propia de Saer sobre lo verosímil4.

Saer no sólo va a tomar al policial, sino también va a traer al presente la historia griega de Helena y la Guerra de Troya, a través del escrito “En las tiendas griegas” que aparece en La pesquisa.

Al igual que Borges, Saer inscribe su literatura no en la literatura latinoamericana, sino en la literatura universal (patrimonio de toda la de toda la humanidad).

Lo mismo sucede con su gran novela El entenado5. El tema elegido por Saer no es exclusivo de lo latinoamericano sino que gira alrededor de inquietudes literarias: la posibilidad de narrar la realidad6. Lo real en el marco propio de lo literario. El concepto de verdad en la literatura está ligado íntimamente al de la narración. El concepto clave aquí es el de “verosímil”, aquello que es factible, posible, verdadero dentro de la propia obra literaria, que cambia de una obra a otra y que es independiente de la realidad objetiva o externa a él.

 

4. El escritor y la política

Será en torno a la relación entre escritor y política que Saer va a plantear que el segundo riesgo del latinoamericanismo es: “[el] voluntarismo, que considera a la literatura como un instrumento inmediato de cambio social”7Frente a esta posición mecanicista, la respuesta de Saer es un baño de realidad y de materialismo histórico.

“Es evidente que el terrorismo de Estado, la explotación del hombre por el hombre, el uso del poder político contra las clases populares y contra el individuo exigen un cambio inmediato y absoluto de las estructuras sociales; desgraciadamente, no es la literatura la que podrá realizarlo”, afirma Juan José Saer.

La conclusión es fulminante: “Los problemas latinoamericanos son de orden histórico, político, económico y social y exigen soluciones precisas con instrumentos adecuados. Desplazarlos a la praxis singular de la literatura implica, necesariamente, ingenuidad, oportunismo o mala conciencia”.

“La narración es una praxis que al desarrollarse segrega su propia teoría (…) La obra de un escritor tampoco debe definirse por sus intenciones, sino por sus resultados”. La teoría literaria va a ser una consecuencia de la praxis narrativa, no un preconcepto construido. Estas citas define de la mejor manera la concepción literaria de Saer.

La posición de Saer frente a la literatura rescata al escritor de la encerrona en la que se lo quiere colocar (o que se autocoloca) y lo afirma posibilitándose los temas de toda la historia de la humanidad8.

“La novela es sólo un género literario; la narración, un modo de relación del hombre con el mundo”.

 

5. A modo de conclusiones

Al mismo tiempo que reposiciona al autor, la concepción de Saer redobla su responsabilidad. Su compromiso con lo social no es una obligación, sino una elección. Una elección que, por lo tanto, implica una reflexión sobre su lugar social y el mundo que lo rodea. Una toma de conciencia política.

El rol transformador del hombre de letras no estará en el ámbito de la literatura sino, como el resto de los hombres, en el de la praxis, la unión de la teoría y la práctica. La conciencia política del escritor debe llevarlo a la toma de posiciones prácticas, como lo hicieron, en distintos momentos y con distintos posicionamientos, Maiakovski en la Revolución Rusa y Rodolfo Walsh en Cuba y posteriormente en el peronismo.

Saer remarca las condiciones históricas de explotación capitalista, “la explotación del hombre por el hombre” (que es la definición histórica del marxismo sobre el sistema capitalista) y sus miserias. Pero reafirma que su superación no pasa por la literatura, sino por transformaciones concretas, reales, por “el cambio absoluto de las estructuras sociales”.

El rol político del escritor no pasa entonces por un ultimátum en el compromiso político en la temática de sus obras, sino por el compromiso militante. Esa línea permite romper la auto-limitación cultural de la actividad del escritor, en primer lugar, para dar paso a la posibilidad de ligarla a una perspectiva que Saer describe con claridad.

 Interseries


Notas:

1. Sarlo, Beatriz, Los 7 locos – Beatriz Sarlo sobre Juan José Saer - video 

 2. Saer, Juan José. La Pesquisa. 2014. Editorial Planeta. Buenos Aires.

3. Todas las citas pertenecen a Saer, Juan José, El concepto de ficción, Ed. Ariel salvo que se especifique lo contrario.

4'El realismo literario' o 'los realismos literarios'. Un aporte de Jakobson al análisis crítico

5. El entenado de Juan José Saer: “cuenta nuestra historia”

6. [Conceptos claves] Ni Verdadero ni Falso: EL VEROSÍMIL

7. “Inmediato” está resaltado en bastardilla en el original.

8. Literatura, Arte e Ideología - Primera Parte

  

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