[Conceptos claves] Ni Verdadero ni Falso: EL VEROSÍMIL


Uno de los conceptos más trabajados en el análisis literario clásico es el de verosímil. Una idea que nos permite interrogarnos por la relación que existe entre la literatura y la realidad, que se presenta a veces como compleja.

Si bien en la época clásica de griegos y romanos la historia y la literatura se entremezclaban (como en la Historia de Herodoto o la Historia de Roma de Tito Livio), con el paso deltiempo literatura e historia crearían caminos individuales, separando esa unidad pasada.


La historia se ocuparía entonces de describir los hechos y procesos históricos, mientras que la ficción, las historias inventadas, los relatos orales, las categorías clásicas de ‘drama’, ‘comedia’ y ‘tragedia’ quedaban del lado de la literatura.

Esta delimitación está presente ya en el tratado sobre literatura más antiguo que conocemos, la Poética de Aristóteles:

“No corresponde al poeta decir lo que ha sucedido, sino lo que podría suceder, esto es, lo posible según la verosimilitud o la necesidad. En efecto, el historiador y el poeta no se diferencian por decir las cosas en verso o en prosa (...) la diferencia está en que uno dice lo que ha sucedido, y el otro, lo que podría suceder. Por eso también la poesía es más filosófica y elevada que la historia, pues la poesía dice más bien lo general y la historia, lo particular"

 

Este breve fragmento de Aristóteles concentra todo lo desarrollado más arriba. El historiador cuenta lo sucedido. El poeta lo que podría suceder, es decir, lo posible, sin que eso haya sucedido o no.

Puede pasar desapercibido, o hacer sonar compleja la frase, la definición de aquello que “podría suceder”.

Oscurezcamos un poco la cosa para poder aclararlas en seguida. ¿Qué diferencia hay entre: lo que sucedió, lo que sucederá, lo que podía suceder pero no sucedió, lo que podría suceder?Las primeras se tratan de afirmaciones: sucedió, sucederá, podía suceder pero no sucedió.
En cambio lo que podría suceder es una potencialidad. Es algo que implica que puede o no suceder. En un punto, al ser literatura, al ser ficción, es indiferente si sucede o no. Es lo que se conoce como juego literario. Las primeras implican una verdad o falsedad.
Tomemos un ejemplo clásico que fue readaptado en dos películas relativamente recientes: la batalla entre griegos y persas del siglo IV antes de Cristo, retomadas por las películas 300 y 300, el nacimiento de una nación. En esa batalla, la victoria estuvo de lado griego. Lo que sucedió fue la victoria griega es verdadero. Lo que sucedió fue la victoria persa, es falso. Podía suceder una victoria persa, pero no sucedió, es verdadero. Podía suceder una victoria griega pero no sucedió, es falso.
Vayamos ahora a la combinación que toma Aristóteles: podría suceder que ganaran los griegos. Podría suceder que ganaran los persas. Ambas son ciertas potencialmente, ambas son falsas potencialmente. ¿Qué cambia?
En palabras simples, cambia el contexto del cual desprendemos esa afirmación de verdad o falsedad. En todas las primeras frases, depende del mundo real. En la última no, depende de la propia narración.
En palabras más complejas, cambia el parámetro con el cual definimos el valor de verdad de una sentencia.

Si esto no fuera así, no habría diferencia entre literatura e historia. No habría posibilidad de narrar una historia que no haya sucedido, eliminando por completo la imaginación que ha acompañado a la literatura casi desde sus inicios. Si el lugar de definición de un texto es la realidad, ‘Caperucita Roja’, Pinocho o cualquier otra fábula serían tomadas como falsas. Pero las fábulas no son ni verdaderas ni falsas. Son relatos que buscan entretener y a la vez dejar una reflexión al lector u oyente (que esa reflexión sea coincidente o no con la forma actual de entender el mundo es un elemento ajeno a la propia obra).

El ejemplo de ‘Caperucita Roja’ nos lleva a la segunda característica de lo verosímil. Decíamos que el texto, o una afirmación dentro de él podrían ser verdaderos o falsos (o no saberse) dentro del mismo texto. ¿Cómo definimos esto? Por el propio contexto dentro del relato. Caperucita Roja habla con el lobo. ¿Los lobos hablan? Nuestra primera respuesta sería decir que no, que los lobos no hablan. Pero estamos buscando otro tipo de respuesta. ¿En estos relatos, los lobos hablan? Y ahí nos damos cuenta que es habitual que en las fábulas los animales hablen, por lo que el lobo hable es justamente verosímil. Es válido dentro del contexto de esa obra. Hoy diríamos que es creíble. Sería menos verosímil que aparezca una nave espacial en la historia de Caperucita, ya que en las fábulas no aparecen extraterrestres. Es posible, pero menos creíble. Nada creíble o inverosímil sería que Caperucita volara. El elemento fantástico de estos relatos pasa por alguna habilidad ‘sobrenatural’ en los animales, no en las personas. Sí podríamos escribir o leer una versión actual de Caperucita en la que vuele, pero no en las versiones clásicas de Perrault o Grimm.

Sabemos que en el mundo real las personas no vuelan por sí solas. Pueden volar en un avión, pero no por el empuje de un salto. Sin embargo, el mundo de los superhéroes está repleto de personas que vuelan. ¿Es falso? no, los vemos volar. Es verosímil. En un mundo donde las personas pueden volar, es verosímil, creíble, que una persona vuele.

Así llegamos finalmente a la diferencia entre verdadero-falso y verosímil que planteamos al inicio. En la literatura de ficción, lo que sucede en el texto depende del marco del propio texto, del relato, la novela, el cuento que estemos leyendo.

Entender esto, nos permitirá entender muchas de las discusiones actuales sobre la literatura con una perspectiva más amplia.

 

Interseries Literarias Sociales

Mayo – Junio 2021

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