Walter Benjamin, "El narrador"

"El narrador" es un texto de 1936 donde Benjamin desarrolla magistralmente un problema fundamental de la literatura del siglo XX y XXI: la pérdida del narrador oral, aquel que cuenta historias reales o ficticias, de viajes o tradicionales.


No se trata de 'audiolibros', lecturas en automático de obras, sino de verdaderos narradores, como las tradiciones de antaño, en la que los adultos (padres o abuelos) les contaban historias a los más jóvenes; o los viajeros que al volver de su travesía relataban profusamente su viaje. 
En ese sentido, es de destacar la labor de Alejandro Apo en sus programas de radio de los últimos años (más de diez ya), un verdadero narrador de relatos de grandes autores (pueden encontrarse decenas de sus audios en youtube), así como antes Alberto Laiseca leía cuentos de terror en las noches de i-sat. 
El texto de Benjamin se anticipa a uno de los grandes quiebres literarios del siglo XX, de la literatura moderna a la contemporánea: el pasaje del narrador al eje en el lenguaje y las temáticas sociales-culturales que marcan la literatura actual.



Algunos fragmentos destacados:
"Es la misma experiencia la que nos dice que el arte de la narración está tocando a su fin. Es cada vez más raro encontrar a alguien capaz de narrar algo con probidad".
"Una causa de este fenómeno es inmediatamente aparente: la cotización de la experiencia ha caído y parece seguir cayendo libremente al vacío. 
Basta echar una mirada a un periódico para, corroborar que ha alcanzado una nueva baja, que tanto la imagen del mundo exterior como la del ético, sufrieron, de la noche a la mañana, transformaciones que jamás se hubieran considerado posibles. 
Con la Guerra Mundial comenzó a hacerse evidente un proceso que aún no se ha detenido. ¿No se notó acaso que la gente volvía enmudecida del campo de batalla?"
La experiencia que se transmite de boca en boca es la fuente de la que se han servido todos los narradores. Y los grandes de entre los que registraron historias por escrito, son aquellos que menos se apartan en sus textos del contar de los numerosos narradores anónimos. Por lo pronto, estos últimos conforman dos grupos múltiplemente compenetrados. Es así que la figura de 
narrador adquiere su plena corporeidad sólo en aquel que encarne a ambas. «Cuando alguien realiza un viaje, puede contar algo», reza el dicho popular, imaginando al narrador como alguien que viene de lejos. 
Pero con no menos placer se escucha al que honestamente se ganó su sustento, sin abandonar la tierra de origen y que conoce sus tradiciones e historias. 
Si queremos que estos grupos se nos hagan presentes a través de sus representantes arcaicos, diríase que uno está encarnado por el marino mercante y el otro por el campesino sedentario. De hecho, ambos estilos de vida han, en cierta medida, generado respectivas estirpes de narradores".

Interseries

Comentarios