´Una mirada a la relación de Borges y la política, mucho más compleja y contradictoria que aquella que la historiografía oficial ha pretendido instalar...
Al otro, a Borges, es a
quien le ocurren las cosas.
Yo camino por Buenos Aires y me demoro (…)
de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre
en una terna de profesores o en un diccionario biográfico.
Jorge Luis Borges es, sin dudas, uno de los vértices a través de los cuales se organiza la literatura argentina de los siglos XX y XXI. Pocos autores generan tantas reacciones distintas y opuestas como él.
Su calidad estética es el
único elemento aceptado colectivamente. Muchos escritores posteriores lo han
tomado como mito a ser superado, siendo puesto en palabras por César Aira “hay
que matar al padre”. Ricardo Piglia, por su parte, explicó como el propio
Borges organizó su estela de precursores y como eleva a Lugones como referente,
para demostrarse luego superior a él. En los últimos años, es habitual leer
sentencias del estilo “Arlt es mejor que Borges”, “Puig es mejor que Borges”,
etc. Estas batallas literarias están surcadas por dos líneas diferentes. Una,
la estética. Otra, política.
Jorge Luis Borges y la
política es, parafraseando a Jauretche, el “hecho maldito” de la literatura
nacional. El escritor más reconocido del país no adhiere a la corriente
política dominante del país. Las reacciones a este punto son variadas. Amarlo,
odiarlo, indiferencia frente al hecho.
Beatriz Sarlo, destacadísima
ensayista, ha contado que ella decidió no hacer la materia “Literatura Inglesa”
en la UBA con Borges, en los ‘60 ’70 porque era cursar con un docente “gorila”
(anti-popular en el léxico argentino). Posteriormente, Sarlo dedicaría libros y
ponencias al escritor.
La referencia de Sarlo marca
toda una etapa del estudio literario sobre Borges. Durante años, la definición
de “es difícil de leer” se complementaba con un “es gorila”. Discusión
finalizada.
Elementos incómodos en la biografía de Borges
La historiografía oficial
sobre Borges es concreta. Gran escritor (quizás de los mejores), reconocido
anti-peronista, parte y defensor del canon, almorzó con Videla. Esa es la
mochila con la que debe cargar, implícitamente, quién defienda al escritor por
su literatura, y explícitamente quién trate de ir un poco más allá en la
complejidad del pensamiento de Borges.
Esa descripción inicial es
Borges. O mejor dicho, esa descripción es una parte de Borges. Porque hay
elementos de la vida de Borges que, sin negar ninguno de los arriba mencionado,
permiten reflexionar un poco más.
Uno. El joven Borges
Más acá en el tiempo, ha
habido una línea general de “separar al hombre de su obra”, por la cual la obra
maestra de Borges queda libre de los crímenes políticos de su autor.
Esta posición, válida en
términos generales para explicar que no se puede juzgar a un autor del pasado
con conceptos propios del presente (debate cotidiano en la crítica literaria de
hoy) esconde en el caso de Borges dos acciones subterráneas:
-Una, imponer un cierre a la
situación sobre la base de una resolución de tipo salomónico.
-La otra, aún más grave, es
la de elevar un determinado análisis sobre la vida de Borges a la categoría de
descripción totalizadora, desprejuiciada y, sobre todo, objetiva.
Es conocida entre la
intelectualidad la división que hacen algunos historiadores, sociólogos y
economistas entre “el joven Marx” y “el viejo Marx”, división que todo el
marxismo (no devenido en reformismo) rechaza tajantemente.
En Borges, hay una primera
etapa de juventud dónde se sintió atraído por el proceso de la Revolución Rusa,
como así también por los movimientos vanguardistas de Europa, de donde volvía
de un viaje familiar. Del primer elemento son sus poemas recolectados en
el Los ritmos rojos[2].
Del segundo son su adhesión al ultraísmo, la idea de una literatura accesible a
todos (en términos tanto materiales como estéticos), por lo que sus primeros
textos aparecen en la revista-afiche mural, llamada “Prisma”, que era pegada en
las paredes de la Ciudad[3].
Cuesta imaginarse a Borges con una brocha en la mano pegando un afiche en las
calles porteñas, pero así fue.
De Los Ritmos Rojos el propio Borges se encargó de descartarlo de sus
obras completas, desencantado por completo del proceso soviético. Borges lo
minimizaría como un “pecado de juventud”. La obra de su etapa ultraísta sí está
incorporada en sus antologías, junto al desarrollo de críticas estéticas hacia
el ultraísmo en Discusión (1932).
Dos. Borges y el Peronismo – Parte Uno
Borges
es, obviamente, un escritor universal (“el patrimonio del escritor es el
universo” dice Borges) pero a la vez, en palabras de Martín Kohan “un escritor
profundamente nacional”[4]
Ahí está la obra de Borges
para probarlo. Sus primeros poemarios están protagonizados por los barrios de
la capital. Muchos de sus relatos son protagonizados por los cuchilleros,
orilleros del bajo Buenos Aires, en esa frontera indefinida con la provincia
que era el Arroyo Maldonado.
La poesía popular está
analizada y resaltada en un libro que Borges dedica enteramente a un poeta
porteño –Evaristo Carriego- y el Martín Fierro (hoy considerada la gran
obra nacional) es retomada en “El Fin” y en “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”,
donde se incluyen a las pampas (para salir de los límites de la Capital). En
“El muerto” están presentes la provincia de Entre Ríos, el Uruguay Rio Grande
do Sul, al sur de Brasil.
Si su obra incluye todos
estos elementos de lo nacional, ¿por qué tildarlo de anti-nacional?
La calificación, por lo
tanto, no es literaria sino política. Borges no es anti-nacional, sino
anti-nacionalista. Y la explicación del porqué es abismalmente más compleja e
interesante que la historia oficial escrita desde el revisionismo histórico.
Procederé a citar bastante a Borges, primero porque las citas son verídicas y
más contundentes que cualquier interpretación posterior, segundo porque Borges
logra condensar en breves párrafos una enormidad de posiciones y categorías.
Veamos un poco del contexto:
Para finales de la década
del ’30, el peronismo como tal no existía. El nacionalismo era expresado por
los militares que habían protagonizado el Golpe del ’30[5] , del cual
participó Perón, divididos entre conservadores y liberales. Los trabajadores eran
representados por el comunismo, el anarquismo (cuyas fuerzas la dictadura del
’30 se ocupó en desmantelar) y en menor medida el socialismo.
Pero el país no es una isla,
y desde mediados de la década del ’30 se levantaba en Europa un tipo de
nacionalismo[6] que amenazaba las
vidas de millones de personas: el fascismo.
En 1933 Hitler era canciller imperial de Alemania y dictador desde 1934. En 1936, el general Franco se levanta en armas contra el Gobierno de la Segunda República Española, un golpe de Estado encabezado por el nacionalismo católico. En Italia, el general Mussolini fue Presidente del Consejo de Ministros Reales desde 1922 hasta 1943 y luego dictador (Ducce) hasta su caída en 1945.
Una
vez comenzada la Segunda Guerra Mundial, los militares argentinos se repartían
entre los pro- aliados (Inglaterra, Francia, EEUU) y los pro – eje (Alemania,
Italia, Japón, más España pese a que no participó formalmente de la 2GM) a los
que sumaban a los “neutrales”. El Golpe militar del ’43, del que surgió Perón
como vicepresidente, tuvo como razón evitar el ascenso a la presidencia de un
militar pro-aliado[7].
Sin embargo, durante la
década del 30, reinaba un silencio ensordecer en los grandes países del mundo
sobre la catástrofe que se avecinaba. El cineasta Abel Gance filma una remake
de su propio film de 1919, Yo Acuso! (J´accuse!), en
1938, alertando sobre las masacres en curso.
El inigualable de Charles
Chaplin fue expulsado de los Estados Unidos por filmar en 1940 El Gran
Dictador, una denuncia contemporánea al fascismo a través del cine.
“Yo abomino, precisamente,
de Hitler porque no comparte mi fe en el pueblo alemán; porque juzga que para
desquitarse de 1918, no hay otra pedagogía que la barbarie, ni mejor estímulo
que los campos de concentración”.
¿Quién dice estas palabras?
Nada menos Jorge Luis Borges. ¿En qué años? ¿En la comodidad de la posguerra,
en los 50, 60? No. Lo dice en pleno 1939[8],
durante el ascenso de la triada fascista en Europa y con un sector del Ejercito
Nacional que apoyaba a esa triada.
Borges, fanático de la
literatura alemana, su cultura y su pueblo, sabía diferenciar a ellos de la
bestia que los dominaba y dirigía. Sabía también, las consecuencias que
implicaban el no accionar, el no intervenir sobre esos hechos.
“Es
posible que una derrota alemana sea la ruina de Alemania; es indiscutible que
su victoria sería la ruina y el envilecimiento del orbe. No me refiero al
imaginario peligro de una aventura colonial sudamericana; pienso en los
imitadores autóctonos, en los Űberinenschen [sobrenaturales] caseros, que el
inexorable azar nos depararía. Espero que los años nos traerán la venturosa
aniquilación de Adolf Hitler”[9]
Borges, tan afecto a las
metáforas, tan caro a las bifurcaciones y los juegos, es categórico a la hora
de definir su posición sobre el nazismo: aniquilar a Adolf
Hitler. Cinco años antes del (lamentablemente) fallido atentado
contra Hitler, el escritor Jorge Luis Borges era, sin saberlo, uno de los
precursores de la famosa película Bastardos sin Gloria (2009)
de Quentin Tarantino.
Puede entenderse, un poco más,
de dónde viene la aversión de Borges al nacionalismo que surgió con el
peronismo. No se trataba de los “descamisados” y “cabecitas negras”, sino de
los peligros que potencialmente Borges veía en él, hayan sido correctos o no[10].
El anti-peronismo de Borges
puede ser, y lo es, criticado, pero no debe hacerse escondiendo este contexto.
La pregunta, a la inversa, es válida: ¿Puede encontrarse alguna cita similar a
éstas en la obra de Perón?
En 1945, Borges sentencia
sobre el nazismo:
“Mentalmente, el nazismo no
es otra cosa que la exacerbación de un prejuicio del que adolecen todos los
hombres: la certidumbre [seguridad] de la superioridad de su patria, de su
idioma, de su región, de su sangre”[11].
Es una alerta tajante.
Posteriormente, en el mismo texto, Borges señala la relación entre el
nacionalismo y la literatura, a la vez que propone una salida muy avanzada en
su época (e incluso hoy en día):
“Dilatada por la retórica,
agravada por el fervor o disimulada por la ironía, esa convicción candorosa
[ingenua] es uno de los temas tradicionales de la literatura. No menos
candoroso que ese tema sería cualquier propósito de abolirlo”[12].
Al mismo tiempo que señala
la presencia de este nacionalismo que critica en la literatura, se niega a la
idea de censurar aquellas obras que lo contienen.
Finalmente, Borges hace
referencia a sí mismo:
“Carezco de toda vocación de
heroísmo, de toda facultad política, pero desde 1938 he procurado no escribir
una línea que permita esa confusión. Mi vida de hombre es una imperdonable
serie de mezquindades; yo quiero que mi vida de escritor sea un poco más digna”[13].
Dos. Borges y el Peronismo – Parte Dos
Es interesante (después de
todo lo expuesto anteriormente) agregar que Borges no fue el único escritor que
se declaraba anti-peronista. “La fiesta del monstruo” lo ubica claramente en
ese lugar.
Pero no era un lugar ocupado
en solitario. Dos ejemplos.
Una de las grandes películas
hechas bajo el peronismo fue Las aguas bajan turbias (1952),
por el director peronista Hugo del Carril. El film está basado en la
novela El río oscuro. Quien adaptó la novela al guión
cinematogrfico es el mismo autor, quien no aparece en los créditos de la
película. Se trata de Alfredo Varela, amigo de Hugo del Carril. Por su
afiliación comunista, Varela estaba en la cárcel, como preso político del
peronismo[14].
El segundo caso es aún más
interesante, porque se trata de un escritor de renombre. Quién diría que el
escritor argentino favorito de la juventud, aclamado por el progresismo
político y con fragmentos de sus novelas llenando remeras, posteos de facebook
y afiches, se auto-exilió de la Argentina porque no soportaba “los bombos y el
ruido” del peronismo. Nada menos que Julio Cortázar, autor de Rayuela y
parte del “Boom” latinoamericano. ¿Alguien se imagina la impugnación de “La
noche boca arriba” con el argumento de que “el autor es gorila”?[15].
Pareciera, y aquí entro en
el terreno de las conjeturas, que Borges condensa sobre sí, sin buscarlo, toda
la representación de la intelectualidad anti-peronista de la época. En la
búsqueda no de un culpable, sino más bien de un enemigo, Borges parece encajar
perfecto. Finalmente, el propio Perón era militar, y del Ejército Argentino
sólo la aviación participó del golpe del ’55, Perón venía de una gran relación
con la Iglesia, que luego el peronismo recuperó como en los días actuales, y la
oligarquía es una entelequia teórica cuando no se puede distinguir las
relaciones entre el patrón de fábrica (recordemos que la base del peronismo
eran los obreros) y el patrón de campo. Frente a esta complejidad, la visión
simplista de Borges encaja perfecto. Hay una gran anécdota entre la chispeante
relación del escritor con la militancia universitaria[16]. El
rechazo que generaba Borges era la mejor expresión de un famoso “cantito” de
una de las vertientes del peronismo universitario: “Alpargatas sí, libros no”.
Tres. Borges y la Dictadura
Sí, Borges almorzó con Videla. Están las fotos, es
indiscutible. Jorge Luis Borges almorzó con el general golpista Jorge Rafael
Videla.
Pero esa foto
muestra algo más. Borges no fue sólo. Otra vez, como en el caso del
anti-peronismo, hay un recorte intencionado de la realidad. Así como de la
lista de escritores anti-peronistas se tachó a Cortázar y parece habérsele
sumado su cuota de repudio a Borges, de la lista de escritores que estuvieron
en ese encuentro hay otro que ha pasado a segundo plano, en lo que parece ser
el accionar del inconsciente del progresismo literario. El otro que participó
de la comida fue Ernesto Sábato[17].
Excelente escritor, autor comprometido, responsable de obras clásicas
como El túnel, con fuerte influencia del existencialismo francés.
Pero no es sobre Sábato sobre quién debería caer la acusación (aunque eso no
explica el olvido de su presencia). Sábato era uno de los intelectuales ligados
al Partido Comunista Argentino que (pese a cualquier resabio de su nombre)
apoyó el golpe militar del ’76[18].
La presencia de Sábato debió deberse a su cercanía política al PC y el apoyo
del PC a Videla.
Aún más
importante, hay otra parte del binomio Borges – Dictadura del ’76 que no se
cuenta, porque no cierra con el reduccionismo político con el que se lo quiere
ubicar.
En 1981, Borges
fue uno de los primeros firmantes de una solicitada pública por la aparición
con vida de los desaparecidos, publicada en importantes medios de prensa del
país[19].
El nombre de Borges ayudó a darle peso y reconocimiento internacional a esa
solicitada ¿Quita el almuerzo con Videla? No, no la quita. Pero no fue
eso lo único que hizo Borges entre el ’76 y el ’83, ni las únicas contradicciones
que pueden encontrarse en esos años[20].
De la pluma de
Borges nacería uno de los mejores relatos sobre la irracionalidad de la Guerra
de Malvinas. Borges habla de la hermandad de la humanidad y la ilusión de las
fronteras (“esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras”)
condensando un posicionamiento humanitario muy profundo en las pocas líneas que
ocupa “Juan López y John Ward”(Los conjurados, 1985).
Cuatro. Borges y el canon
Borges es,
indudablemente, un escritor del canon. Canon se le dice a una serie de obras
reconocidas por una comunidad como destacadas o indispensables. En realidad, la
noción crítica que se hace del canon hace parecer que existe un solo, único e
inalterable canon. La realidad no es tan así. Por un lado, es cierto que hay un
canon de lecturas clásicas que integran las lecturas en los espacios
educativos, como secundarios y superiores (Harold Bloom escribirá en los ’90 un
clásico ensayo sobre el canon[21]).
La descripción
habitual del canon[22]
es conscientemente limitada. El canon no sólo es occidental: Rusia, ubicada en
el lado oriental del mapa, tiene una fuerte presencia con Crimen y
Castigo de Dostoievski y La Guerra y la Paz de
Tolstoi. Cualquier canon teatral incluye las obras de Chejov. La falta de una
lista escrita hace difícil definir fronteras, pero un canon moderno incluye,
sin romper las fronteras de lo “canónico”, El Libro de Las Mil y Una
Noches árabe, los Rubaiyyat de Omar Khayyám (poeta
persa) y el Mahabharata de la India. El canon también incluye
a las escritoras Mary W. Shelley –Frankenstein- y Emily Bronte -Cumbres
Borrascosas-.
Tampoco es
cierto que el canon sea inamovible. Justamente ha sido Jorge Luis Borges uno de
las mayores ejemplos de ello. Volviendo a Piglia, él explicó como Borges
organizó un canon universal que le era caro a su propia historia y a su
estética. La presencia de autores como Robert Louis Stevenson –La isla del
Tesoro, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hide- en el canon
tiene mucho que ver con Borges, ya que su obra era considerada una obra
menor, juvenil. Borges aporta también relevancia para James Joyce y su Ulises,
G. K. Chesterton, Joseph Conrad con sus relatos de mares y la novela policial
inglesa. El texto bisagra para este proceso es “Kafka y sus precursores” (Otras
Inquisiciones, 1952).
La crítica al
canon “clásico” tiene implícita la intención de reemplazarlo por un canon de
autores contemporáneos, definido por la academia y la crítica contemporánea.
Pese a todo lo
que se diga de él, Borges era una persona abierto para las lecturas fuera y
dentro del canon:
“Si un libro los aburre, déjenlo, no lo lean porque es famoso, no lean un libro porque es moderno, no lean un libro porque es antiguo. Si un libro es tedioso para ustedes, déjenlo… ese libro no ha sido escrito para ustedes.
La lectura debe
ser una forma de la felicidad”[23].
[1] En http://ciudadseva.com/texto/borges-y-yo/
[2] De todo el poemario, uno se
salvó ya que fue publicado en 1926 por Alberto Hidalgo y Vicente Huidobro. https://www.clarin.com/ediciones-anteriores/borges-poeta-rojo_0_HyFfmzlbRFl.html
Poema “Rusia”
La trinchera avanzada es
en la estepa un barco al abordaje
con gallardetes de hurras
mediodías estallan en los
ojos.
Bajo estandartes de
silencio pasan las muchedumbres
y el sol crucificado en
los ponientes
se pluraliza en la
vocinglería
de las torres del Kreml.;
[sic]
El mar vendrá nadando a
esos ejércitos
que envolverán sus torsos
en todas las praderas del
continente.
En el cuerno salvaje de
un arco iris
clamaremos su gesta
bayonetas
que portan en la punta
las mañanas.
En:
https://borgestodoelanio.blogspot.com/2015/09/jorge-luis-borges-rusia-poema-autografo.html
[4] Kohan, Martín, en https://www.youtube.com/watch?v=DwW6ARoVyQA
[6] Algunas corrientes de la
Izquierda dividen políticamente al nacionalismo en los países del tercer mundo
del nacionalismo en los paises imperialistas, al cual considera reaccionario.
La intelectualidad peronista y nacionalista suele tener problemas para poder
explicar “qué salió mal” en los nacionalismos europeos. Es un problema que no
tenía el propio Perón.
[7] https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_del_43#La_Segunda_Guerra_Mundial
[8] “Ensayo de imparcialidad”, 1939, en
http://borgestodoelanio.blogspot.com
[9] “Ensayo de imparcialidad”, 1939, ídem
[10] Los elementos presentes del fascismo europeo en Perón
son limitados y definitivamente el nacionalismo argentino no puede ser
catalogado políticamente como tal. Sin embargo, son destacables: la admiración
de Perón por Franco (a cuya España viajó varias veces tanto él como Eva, y que
fue el lugar en el que eligió exiliarse) y Mussolini (la idea de la comunidad
organizada, título de uno de sus libros, está tomada directamente de
Mussolini), la no inclusión del derecho de huelga en la constitución del ’49 y
finalmente el uso de los manuales escolares como método de adoctrinamiento
(“Evita me mima, Perón ama a los niños”)
[11] “El Gran Premio de Honor”, 1945, en http://borgestodoelanio.blogspot.com
[12] “El Gran Premio de Honor”, 1945, ídem
[13] “El Gran Premio de Honor”, 1945, ídem
[14] Cuando Hugo del Carril adaptó su novela El río oscuro -en la película
Las aguas bajan turbias-, Varela era un preso político",
https://cinenacional.com/persona/alfredo-varela
[15] Fue testigo
del advenimiento del peronismo y fue precisamente el peronismo quien lo llevó a
dejar el país. Partió, según él mismo confesara, en busca de un poco de paz: no
aguantaba los bombos peronistas, que no le permitían escuchar a Alban Berg. En
sus cuentos “Las puertas del cielo” y “La banda” da cuenta de eso. No le
preocupaba que lo tildasen de antiperonista, de hecho, lo era.
“En los años 44-45 —dijo— participé en la lucha política contra el peronismo, y
cuando Perón ganó las elecciones presidenciales, preferí renunciar a mis
cátedras antes de verme obligado a ‘sacarme el saco’ como le pasó a tantos
colegas que optaron por seguir en sus puestos”.
https://www.telam.com.ar/notas/201408/73828-cortazar-un-modelo-para-atacar.html
Su posición era clara: no sólo
desestimaba al movimiento peronista por su bajo nivel intelectual, sino que
además lo catalogaba de “antidemocrático”, “mediocre” y “malhabido”. Le esperaban otros cuatro años más de Juan Domingo Perón. Cortázar abandonó el país
en 1951, tras la reelección. Nunca quiso hablar de exilio político. “Me fui porque se me dio la
gana”, solía aclarar cada vez que intentaban colgarle ese mote.
http://bigbangnews.com/palabras/julio-cortazar-el-peronismo-y-el-misterio-resuelto-de-su-historica-casa-tomada--2018-10-1-5-40-0
[16] Borges estaba dando su materia cuando
un muchacho irrumpió en el aula y le dijo que debía interrumpir la clase porque
se iba a rendir homenaje al Che Guevara. “Ríndale homenaje después de clase”,
le dijo el profesor. “No, tiene que ser ahora y usted se va”, le
contestó. Borges: “Yo no me voy, y si usted es tan guapo, venga a sacarme
del escritorio”. El muchacho: “Vamos a cortar la luz”. Borges, con remate
borgeano: “He tomado la precaución de ser ciego. Corte la luz, nomás”.
En
https://www.clarin.com/cultura/universidad-borges-10-apuntes-aprobar-materia-escritor_0_UZMMJ6zo.html
[18] https://www.infobae.com/sociedad/2020/01/28/cuando-la-union-sovietica-y-el-partido-comunista-argentino-no-hablaron-de-derechos-humanos-y-respaldaron-a-la-dictadura/
Borges había aceptado poner su firma luego de una reunión con dos Madres de Plaza de Mayo que lo visitaron en su departamento de la calle Maipú.
"Él cuenta que lo fueron a ver dos madres y le contaron que sus hijos
habían sido secuestrados… Bueno, le contaron la verdad de lo que estaba
pasando, y ahí él tomó conciencia. No sólo firmó la solicitada sino que empezó
a criticar, a hablar mal de los militares, a decir que estos militares no
tenían nada que ver con sus antepasados", dice Vaccaro.
https://www.infobae.com/sociedad/2019/07/13/borges-y-la-dictadura-del-almuerzo-con-videla-a-la-reunion-con-las-madres-y-la-condena-a-los-militares-en-tiempos-de-sangre-y-plomo
[20] Como dato anecdótico, nuevamente para comparar las
varas con las que se miden los hechos y acciones, durante 1978 hubo una
importante discusión entre los exiliados argentinos en Europa para boicotear el
Mundial de Fútbol, un gran momento para denunciar ante los ojos del mundo lo
que sucedía en el país. Como todos sabemos, mientras los partidos se jugaban,
los militares torturaban a pocas cuadras de allí. El boicot político al Mundial
fracasó por la negativa tenaz de la organización Montoneros, argumentando la
necesidad de no dañar la imagen del país y planteando una tregua durante la
duración del Mundial. Johan Cruyff, uno de los mejores jugadores de fútbol en
ese momento, capitán de la todopoderosa selección holandesa, tuvo la honra de
de negarse a participar.
[21] Harold Bloom , El canon occidental (1994).
[22] “El Canon occidental es el corpus de obras de arte y literarias que han formado
la denominada alta cultura en la civilización occidental” en
https://es.wikipedia.org/wiki/Canon_occidental
[23] En Borges para millones (documental),1978, de Ricardo Wullicher. Negritas mías.