
Miquel Serra i Pámes es miembro del gobierno republicano de Cataluña, más precisamente conseller. Miquel es además, miembro del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), un partido específico de Cataluña que incluía a la USC con el PC de Cataluña, el Partido Catalán Proletario y la Federación Catalana del PSOE. Pero el PSUC no respondía unilateralmente al PC Español, lo cual les traía no pocos problemas y rispideces con el PCE, aunque el PSUC estuviera reconocido por el Kominter (organismo internacional de la URSS).
Para Enero de 1939, cuando suceden los hechos de esta novela histórica, la derrota del campo republicano en la Guerra Civil Española era una cuestión de tiempo. Las tropas no podían frenar mucho más el avance fascista sobre la ciudad de Cataluña. A nivel global, aún no había estallado la Segunda Guerra Mundial y la URSS sostenía su pacto de no agresión con la Alemania nazi. Al interior de España, el PC ya había prácticamente desarticulado a la poderosa CNT anarquista y al POUM, preocupados por la dirección interna del campo republicano. Con ello, decenas de miles de milicianos habían sido desarmados y encarcelados. Toda una ayuda para el avance de los ejércitos Comandados por Franco.
El joven Corbacho
es un sargento del Ejército republicano que ha decidido desertar antes de ir a
pelear y morir en las trincheras que aun defienden Barcelona. Lo hace pese a
saber que si es descubierto será detenido o incluso fusilado. Pero también lo
hace por sus propias razones, que tiene después de haber estado varios meses en
el frente de batalla. Buscando donde quedarse, Corbacho llega a una hospedía
donde toma un cuarto. La hospedía es, a la vez, la casa de Miquel Serra.
Yuri Lazarev es
el último hombre de la policía secreta rusa (NKVD) en Cataluña. Todos los demás
agentes se han retirado hacia el norte, en dirección a la frontera con Francia,
como el mismo lo menciona en un pasaje de la novela. Yuri, a quién sus
credenciales soviéticas le abren todas las puertas, es el encargado de informar
a los altos cargos catalanes la orden que ha llegado desde Moscú. Si no puede
defenderse, Barcelona debe ser destruida por los pocos republicanos, antes de
que sea tomada por los fascistas. Era la política llevada adelante en las zonas
rurales durante la Revolución Rusa contra las tropas de los 18 países que la
invadieron más los sectores zaristas del ejército. En la reunión se calculan no
menos de 200 mil muertes por esa determinación. Pero órdenes son órdenes y
alguien del gobierno de Cataluña debe hacerse cargo formalmente, bajo su
permanente supervisión.
Para la sorpresa
de los pocos hombres elegidos para asistir a aquella reunión, Miquel, él único
que se animó a cuestionar aquella decisión, es el primero en ofrecerse para
llevarla a cabo. Yuri Lazarev desconfía profundamente de ese hombre, pero no
puede impugnarlo con una razón expresable en aquella reunión. A partir de allí,
se desencadenan una serie de hechos frenéticamente, donde Miquel hará todo lo
posible para cumplir su cometido personal: sabotear aquella locura de explotar
la ciudad junto a sus habitantes, aunque se juegue la vida en ello.
* * *
Esta es la
historia que nos trae Guillem Martí, sobrino - nieto de Miquel. Una historia
arrancada al cajón oscuro de aquello que pretende ser oculto y olvidado, que
empezó a reconstruir durante una investigación cuando cursaba en el
bachillerato. Para escribir la novela, Guillem Martí buscó la colaboración del
escritor Jordi Solé, y entre ambos escribieron esta historia tan fascinante y
atrapante, que es a la vez es una cruda descripción de la España de 1939 en el
campo republicano.
La obra está
dividida en capítulos largos que corresponden al paso de los días (cada uno, un
día), pero estos capítulos tienen una organización interna de subdivisiones que
la hacen de rápida lectura. Éstas subdivisiones van siguiendo a los distintos personajes de la novela, que son varios:
Miquel, su mujer Teresa, Yuri Lazarev, el teniente Corbacho, Trini (pareja de Yuri que comienza
una historia con Corbacho), Carolina (amiga de Trini), y otros soldados y militantes
del gobierno que no se identifican con un nombre pero aportan su mirada de la historia. Si bien no llega a ser una obra polifónica(hay una línea general del texto que dan un marco a las distintas voces), al principio puede
confundir un poco cada vez que aparece un personaje nuevo, hasta que uno
actualiza el organigrama mental. Esta pluralidad de protagonistas no impide a
Martí y Solé contar la historia que se han propuesto, por lo que su valoración
queda a cargo de cada lector.
Finalmente, la
obra tiene un gran valor documental del ambiente que se vivía en Barcelona.
Pocas cosas deben ser más difíciles de retratar que una derrota. La derrota de
los trabajadores en la Guerra Civil Española ha sido uno de los golpes más
grandes de la historia sobre los trabajadores del mundo.
¡Quemen Barcelona! tiene un
gran mérito en el desarrollo de dos problemáticas diferentes pero de vital
importancia:
La primera es estrictamente
literaria: la capacidad descriptiva de esa derrota, de cómo se hace carne en
los luchadores, en aquellos que hacen todo lo posible por estirar su llegada,
en aquellos que huyen, y en una mayoría que ya se nota angustiada por lo que
está por llegar, pero también desilusionada con las contradicciones del bando
Republicano.
Y es en este
sentido que la obra cumple con la segunda problemática: poner sobre la mesa, a
través de pequeños diálogos, acciones y sobre todo metodologías, las políticas
llevadas adelante por el PCE y el NKVD al interior del bando Republicano: la ya mencionada disolución de las milicias del POUM y la CNT (hay una referencia directa al asesinato de Andrés Nin), y
como esas acciones conspiraron contra la lucha del propio pueblo trabajador
español. Lo vemos en la soberbia de Lazarev, en la manera que utiliza sus
credenciales soviéticas para hacerse paso, en como todos deben obedecer las
órdenes que llegan de Moscú a través de él, de cómo el resto de los agentes
soviéticos han huido de Barcelona hacia Francia, en los frentes de batalla
donde las tropas no tienen balas, producto de la falta de apoyo del gobierno
Francés y del apoyo a cuentagotas y a escondidas de la URSS (producto del pacto
con Hitler), mientras los aviones italianos y alemanes bombardeaban
abiertamente sobre la España republicana. También se refieren a la CNT y el PSOE para mostrar sus limitaciones, sea organizativas en el primero y
políticas en el segundo.
Todos estos
datos políticos no quitan el dolor que puede producir la lectura de pasajes de
la obra, que, pese al ambiente gris en esa Barcelona de 1939 y lo complejo de
las acciones humanas que le toca contarnos, no deja de estar escrita desde una
óptica humana y esperanzada. No es poco.
Interseries
Junio – Julio -2020
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Milicianos de Barcelona
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